NOTA: En febrero de 2021 Blackie Books ha sacado Al final siempre ganan los monstruos. Si ya os decía yo que este libro lo molaba todo.
Si Juarma no te ha salvado un poco la vida en algún momento con cosas como estas, es que no eres de este planeta, al menos no formas parte de la liga de los perdedores:

Así que si el Juarma saca una novela tú te calla y lo asimila, o lo que viene siendo lo compras y te lo lees, con cariño, con dedicación, fijándote en los detalles, porque ahí es donde está la magia.
Al final siempre ganan los monstruos
Que yo no sabía qué esperar pero sabía que tenía que hacerme con uno, darle un achuchón y hundir la nariz en sus páginas. Que claro, que luego si te digo que ahí lo que abunda es la cocaína, pues ya como que me puedes mirar con cara rara después de esta frase. Sabía que iba de #lodelasdrogas y me sabía reticente y bastante acojonada because of reasons, pero la verdad es que no pude evitar leerlo en tres días con los ojos bien abiertos y haciendo mucha fuerza con las muñecas (son 420 páginas y tanto darle al móvil me está dejando las articulaciones de un octogenario).
Juarma dice que va de unos mentirosos que se meten coca, pero para mí va de agitarse y retorcerse frente a unos faros de luz tan potentes que paralizan e invisibilizan al resto de mortales. Va de creerse lobo y acabar salvando el pueblo, de tirarte piedras ya no sobre tu propio tejado si no directamente a la cara y no sentirlas, de mentir por proteger y protegerse, de sentir la necesidad de controlar tu mierda para que no salpique y no tener la frialdad de pararse a pensar que todas las mierdas importan. Incluida la tuya. Porque estás vivo. Y la vida (también) duele. Al final siempre ganan los monstruos está lleno de personajes que sí, serán unos mierdas pero repito, son nuestros mierdas. Y frente a la incertidumbre de mirar hacia otro lado, de tirar de frente o de quedarse en segundo plano, muchas veces la verdad está en aquellos pequeños momentos en los que agarrarse de la mano es vital. Y apretar fuerte. Porque desde la posición de cada uno de los personajes se emite un sentimiento puro e ingenuo, que llama a tu puerta y te pide que lo abraces fuerte, hasta que se le salgan los ojos. En fin, que Juarma domina la técnica de la puñalada – abracito a la perfección ya lo sabíamos, pero aquí se viene arriba sin miedo a tener miedo, revolcándose en pantanos y arrastrándote, ensuciándote hasta que lo disfrutes lo justo y necesario para posteriormente, cuando ya veas de qué va la vaina, mandarte a tu casa a poner lavadoras. Porque de los monstruos también se sale.
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