La borrasca Gloria nos ha desahuciado con vientos fuertes e inacabables lluvias. Para algunos puede que haya sido un desastre, pero para mí este tiempo es sinónimo de sofá, de fregar insistentemente el agua que me entra de las viejas ventanas, de velas aromáticas, de capítulos y capítulos de series, de lecturas amenas que me reconcilian con una idea de la humanidad que ya no casa con la realidad.

Si se estuviese acabando el mundo y tuviese que llevarme conmigo solo un libro, creo que me llevaría Las legendarias aventuras de Chiquito de Sergio Mora. No porque en medio del apocalipsis se corra el riesgo de perderse y, obviamente, mantener el hilo con una novela ilustrada siempre es más fácil. Tampoco porque sea una lectura que se acaba en un par de horas, con el gusanillo de querer volverla a empezar. Me quedaría con Las legendarias aventuras de Chiquito porque me recordaría que efectivamente la vida son dos apasionantes días, y que más nos vale ir disfrutando por el camino. Incluso cuando la cosa no tiene pinta de tener gracia.
Las legendarias aventuras de Chiquito nos narra «la historia de un niño que pasó más hambre que el sastre de Tarzán. El relato de un joven que abandonó su Andalucía natal para irse a Japón en busca de un futuro mejor. La biografía de un hombre que fue capaz de colarse en el hogar de millones de españoles con el único deseo de arrancarles una sonrisa.» Las legendarias aventuras de Chiquito habla de esa cena familiar en la que la abuela se emborrachó y se sacó los dientes para guardarlos en la cazuela de la crema catalana rebañada. Apela a la nostalgia como un capítulo de Dragon Ball, como Lydia Lozano en sus mejores momentos, como la canción Mambo Number 5.
En cuanto a Chiquito, era un hombre dedicado exclusivamente al amor en todas sus formas. Un superviviente. Chiquito amaba a Pepita y cuando ella murió, al poco rato él murió también, de pena. No estoy llorando tú estás llorando.
«Que un matrimonio dure tanto se consigue con mucho arte y mucho cariño. Ella es cordobesa. La conocí en Córdoba mientras trabajaba en el circo chino de Manolita Chen. Cuando ví a esa mujer en primera fila me dije: ¡Hasta luego Lucas! Ésta ya no se me va»
Entrevista a Chiquito en el diario La Opinión de Málaga.

Sergio Mora nos regala un libro para soñar despiertos, para abrazarnos a él en los momentos de desencanto, cuando creemos que en este mundo ya no importa nada que no sea el dinero. Sus ilustraciones llenas de color y magia abofetean el espíritu amargado y oxidado por la luz azul de las pantallas LED y lo devuelven a la vida. Sergio Mora nos lleva a pasear por ese sueño del que no quieres despertar y nos invita a hacerlo real. No nos queda otra que agradecérselo. Muchísimo. Por nosotros. Por los que vendrán.