La belleza. Una educación estética de Frédéric Schiffter

El artista genial no crea nada nuevo, si no que consagra sus esfuerzos, por una parte, a representar lo ya-visto, lo repetido, la cantinela, con una apariencia nueva, creando así la ilusión de lo nunca-visto, de lo inédito, de lo inaudito, y, por otra parte, a borrar cualquier rastro de su labor para que su obra parezca concebida por efecto de la gracia.

Frédéric Schiffter en La belleza. Una educación estética

Compré este libro un poco como quien compra una revista para el avión pero con la esperanza de que me sorprendiera, de que me empujara a nuevos horizontes, que abriera ventanas en mi cada vez más saturado cerebro, pero sobre todo que me aislara de las horas que no pasan en el trabajo cuando nada pasa menos tú.

Me equivoqué. Los libros no deben cogerse con un propósito. Los libros van a la suya, los libros muchas veces son una mierda. Tampoco es que sea el caso, algunas cosas me han gustado, pero reconozco que lo que me decantó por este libro fue su formato de ultrabolsillo como un kit kat bien gordo y su edición simple y acogedora. Digamos que le atribuí unas cualidades de refugio desmesuradas.

La belleza. Una educación estética de Frédéric Schiffter es un ensayo que divaga sobre la relación del autor con la belleza, el ser esteta, los filisteos. La verdad, me enfadé en cuanto empecé a leerlo. Sentí que estaba tomando un café con un señor cipotudo que me explicaba por qué el Satisfyer me reduce a una simple esclava del capitalismo y las distopías de netflix pero su mirada clavada en mi escote debería significarme como algo digno de existir. El señor Schiffter se pone a explicarnos la diferencia entre guapa y elegante y, mientras voy leyendo y pasando páginas, siento que seguramente fue un sentimiento como el que me estaba generando el origen de las dos guerras mundiales, y no lo que aprendí en el instituto.

La mujer coqueta, como su nombre indica, es una cocotte (fresca, ligera de cascos); la mujer elegante, como también su nombre indica -en latín, elegans significa <<qué sabe elegir con gusto>>-, es una artista.

Frédéric Shiffter en el capítulo «La mujer bella y las mujeres guapas»
Estamos en 2020 en serio no puede ser que sigamos soltando estas mierdas por la boca sin cuestionarnos ni mucho menos sin miedo a recibir una patada voladora

Total, que en líneas generales no me ha gustado el libro. Hacia el final habla del arte y sí, hay algunas cosas me interesan, como por ejemplo cuando define el capitalismo y el totalitarismo como las dos plagas del siglo XX: el primero de los cuales encadena la vida a una producción absurda, y el segundo inscribe en la carne de algunos hombres culpabilidad por haber nacido y por seguir existiendo. Pero, ¿habéis visto lo que ha hecho, no? «la carne de algunos hombres», porque en realidad, son los únicos que cuentan, ¿me explico? Frédéric, pollavieja, te ha faltado la plaga del machismo.

Ahora en serio, este señor es un «destacado escritor y filósofo francés, autor de casi una veintena de títulos, galardonado con los premios Décembre y Rive Gauche«, y yo me pregunto: ¿Schiffter, quién es la pobre santa que te limpia todos los días las zurraspas de los calzoncillos?

Este ensayo es un pensamiento, característica principal del género por cierto, y como buen pensamiento es personal y al ser personal, está ligado a las vivencias de un señor, en este caso el señor Frédéric que nació en 1956, y como valoración personal, lo único que puedo decir al respecto es:

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