Cuatro futuros de Peter Frase

El protagonista de La Pianola es Paul Proteus, un respetado director de fábrica que se convierte en un desilusionado crítico del sistema. Más adelante, ayuda a elaborar un manifiesto que aboga por la retirada de la automatización sobre la base de la idea de que <<supuestamente, los hombres, por naturaleza, no pueden alcanzar la felicidad sin implicarse en proyectos que les hagan sentirse útiles>>. Sin embargo, a lo largo de la novela, Anita, la mujer de Paul, se implica en algo que parece útil, esto es, compensar la carencia de habilidades sociales de Paul y reforzarle su autoestima. Ante el fracaso de Paul a la hora de interpretar correctamente las instrucciones de un superior sobre una nueva tarea, Anita afirma que las mujeres <<saben cosas que los hombres no saben>>. Tal vez si los hombres supieran lo que ellas saben, aprenderían a proporcionar formas de trabajo útiles que todavía no pueden ser automatizadas. Pero estas habilidades no están incluidas en la noción de trabajo productivo que Vonnegut asocia con la plena humanidad, o al menos con la plena condición masculina. Esto indica lo que realmente está pasando aquí, que es algo que Vonnegut ya nos ha dicho: los hombres en realidad no quieren <<ser> útiles, solo se quieren <<sentir>> útiles. El problema de la automatización resulta ser una crisis de los sentimientos masculinos.

Cuatro Futuros de Peter Frase

Ecología, Robótica, Trabajo y lucha de clases para después del capitalismo es el subtítulo que nos presenta este libro. Lo adquirí en el mejor momento: a dos días del confinamiento. Peter Frase dibuja cuatro futuros, cuatro alternativas a nuestro moribundo sistema capitalista: Comunismo, Rentismo, Socialismo y Exterminismo. Son todo suposiciones, ciencia ficción, pero las cuatro opciones dibujan escenarios posibles basándose en el nivel de igualdad del conjunto de la sociedad y en la abundancia de recursos de los que disponen: igualdad o jerarquía, abundancia o escasez. De esta manera, el Comunismo se basaría en la igualdad y la abundancia, el Rentismo en la jerarquía y la abundancia, el Socialismo en la igualdad y la escasez y por último el Exterminismo, el peor escenario, se basaría tanto en la jerarquía como en la escasez.

(…) Marx está diciendo algo diferente: el trabajo ha sido, a lo largo de la historia humana, una triste necesidad. Es importante mantenerse vivos, y a veces lograrlo requiere esfuerzo. Pero mantenernos vivos no es lo que nos hace humanos. Es meramente una necesidad que podemos y debemos superar si queremos ser verdaderamente libres. La libertad empieza allí donde el trabajo termina. El reino de la libertad está en las horas posteriores al trabajo, en el fin de semana, en las vacaciones, no en el trabajo. Y eso sigue siendo cierto tanto si trabajas para un jefe capitalista como en una cooperativa propiedad de los trabajadores. El espacio de trabajo es todavía el reino de la necesidad y no el de la libertad.
En otro pasaje, Marx incluso sugiere que puede que un día podamos liberarnos completamente del reino de la necesidad.

Cuatro Futuros de Peter Frase

Es precisamente este reino de la necesidad que deforma y pervierte nuestras sociedades, y se evidencia cada vez más con la crisis del coronavirus. Peter Frase te lleva a la angustia más absoluta con el Exterminismo, tratando temas tan fundamentales como lucha por las propiedades intelectuales:

El derecho a la propiedad intelectual no es, en última instancia, un derecho a algo concreto, sino a una pauta. Es decir, no solo protege <<tu derecho a controlar la copia de tu idea>> en la forma en que la propiedad protege mi derecho a controlar mis zapatos o o mi casa. Más bien, la propiedad intelectual otorga el derecho de decirles a los demás cómo usar copias de una idea que ellos <<poseen>>. Como afirman Boldrin y Levine:
Este no es un derecho otorgado ordinaria o automáticamente a los propietarios de otros tipos de propiedad. Si produzco una taza de café, tengo el derecho de elegir si lo venderé o lo beberé yo mismo. Pero mi derecho de propiedad no es un derecho automático de venderte la taza de café y decirte cómo beberla.

Cuatro Futuros de Peter Frase

Es decir, en uno de los peores escenarios podríamos encontrarnos en un mundo en el que unos pocos tuvieran la potestad no solo de producir el recurso que desean si no además, de imponer la manera en la que debe ser utilizado:

Todo esto significa que la propiedad intelectual se está convirtiendo en un elemento cada vez más importante de la propiedad de la clase capitalista. Cuando hablamos del <<uno por ciento>> global y su riqueza, no estamos hablando solo de poseer tierras o fábricas o la piscina de monedas de oro del tío Gilito. Estamos hablando de acciones y bonos cuyo valor, en muchos casos, está respaldado por formas de propiedad inmateriales e intelectuales.

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