Quiero explorar la verticalidad como los cangrejos. Servirme de las imperfecciones de los terrenos hasta hacer de ellas rutas salvajes. De aquellas que acaban indicando el camino a lo primario, a lo permeable. Hundir los dedos en la arena para absorber cada una de las burbujas que luchan por llegar a la superficie, donde mueren extasiadas al darse cuenta de que no eran tan esféricas. Fundir la forma con las formalidades hasta descubrir el secreto de la flotabilidad eterna. Quiero la falsa dureza del cangrejo, capaz de vivir entre grietas mientras los otros viven encadenados a los cimientos.