Cuatro veces cuatro remolinos recorriendo tu pelo. Brotando de la noche a la mañana sin tiempo a reaccionar, tomando café hirviendo a destiempo.
«El mar todo lo cura», decíamos. Baños de agua salada y nosotras imaginando que las burbujas del desencuentro son puertas a otros mundos, mares de posibilidades que se quedan aquí, envolviéndonos, recordándonos que absolutamente todo es posible, que los mares también entierran.