En los sitios húmedos todo se pudre, y gran parte de lo que se descompone va a la tierra, y esa tierra nutre una vida nueva, y quizá lo mejor que puede hacer la obra de creación sea convertirse en compost de la tierra para que, olvidada, se transforme en alimento de una nueva época o, mejor dicho, para que, devorada, digerida, se transforme en la mismísima conciencia de esa época. El mármol perdura, pero la tierra da alimento.
Recuerdos de mi inexistencia de Rebecca Solnit, editorial Lumen
En este mismo instante solo existen tres personas a las que querría colgarme de los tobillos: Britney Spears, Rocío Carrasco y Rebecca Solnit. A Rebecca le diría ¿no te parece gracioso que tu apellido sea la conjunción del sol y la noche en catalán, pero también de la soledad y la noche en catalán, y que un poco funciones así, abriendo con tus palabras llenas de luz los ventanales de la oscuridad cerebral, haciendo volar el polvo? ¿Qué se siente al ser capaz de tomar decisiones y no solo cumplirlas si no tener la habilidad de defenderlas en el tiempo?
Rebecca Solnit narra sus memorias con una capacidad de análisis increíble, con una perspectiva que envidio, puesto que es capaz de hacer de lo personal algo universal, situándose como una observadora de su propio pasado. De Solnit no he leído su valoradísimo Los hombres me explican cosas pero sí Una guía sobre el arte de perderse, y he de decir que, después de haber leído Recuerdos de mi inexistencia, Una guía sobre el arte de perderse sigue siendo mi favorito. No recomiendo leer Recuerdos de mi inexistencia bajo los efectos del cansancio laboral. Tampoco es una lectura ligerita.
Me había acusado de ofrecer paliativos por razones de marketing, cuando en realidad yo había querido dar ánimo, palabra que, pese a llevar el estigma de lo amable, significa infundir valor. Ánimo no para que la gente se sintiera bien, sino para que se sintiera fuerte.
Recuerdos de mi inexistencia de Rebecca Solnit, editorial Lumen
Me gusta esta definición de ánimo y desde que la leí no dejo de infundirme valor, para sentirme fuerte, para afrontar lo que viene. Como si cada capítulo fuera un conjuro, como si sus palabras fueran placas tectónicas chocando dentro de mi cuerpo.