Redescubría el mayor lujo de este planeta: una habitación propia. Un lugar en el que uno goza de una paz real. Flaubert necesitaba de una habitación en la que declamar a gritos, yo no podía vivir sin un lugar donde soñar, una habitación en la que no que hubiera nada ni nadie, ningún obstáculo que dificultara el vagabundeo infinito de la mente, en la que el único decorado era la ventana; cuando una habitación tiene una ventana, significa que uno tiene su parte de cielo. ¿Para qué pedir más?
Antichrista de Amélie Nothomb, editorial Anagrama
Amélie Nothomb es muy fuerte. Perdón por inventar pero sufrí una Nothombosis cerebral al leerlo. ¿Se puede ser más jefa? Lo mejor de cualquier libro de nuestra querida Amélie, la Amélie BUENA, es que siempre, siempre, SIEMPRE te hacen enfadar. Pero no son siempre enfados inventados si no enfados que no sabías que tenías y que ahora, por arte de magia, MAGIA NEGRA, aparecen. Amélie le pone nombre y apellidos a ese sarpullido que te sale de vez en cuando y piensas que es alergia o sequedad cutánea.
Pero en Antichrista, para mí, se supera. Ha subido al top de mis libros favoritos de Amélie Nothomb, seguida de Barba Azul y Metafísica de los tubos. En Antichrista, Nothomb nos cuenta la historia de una amistad envenenada, de una de esas situaciones en las que la persona tóxica consigue parecer increíble a ojos de todo el mundo. Podría ser la historia de Antonio David, claro. ¿Existen los espejismos? Lo que sí existe, sin lugar a dudas, son los hijos de puta. Y Amélie lo sabe y te los muestra y cuando ya no puedes más, te lo resuelve con una elegancia fría como el hielo. ¿Lo mejor? El sarcasmo sembrado en forma de diamantes en absolutamente todos los párrafos:
— ¿Te gusta? — me preguntó tras varias medias-horas de suplicio.
Antichrista de Amélie Nothomb, editorial Anagrama
La pregunta me pareció ridícula. ¿Desde cuándo los agresores se preocupaban por la opinión de sus víctimas? ¿Hasta ese punto podía yo mentir? Sí.
— Mucho. Sobre todo el rock alemán —me oí a mí misma responder con horror.
Era un día de mierda, empecé Antichrista, lo terminé, y dejó de ser un día de mierda. Sigo pensando en el siguiente párrafo. Sigo pensando en lo genial que puede ser esta mujer, en su perfección. En lo mucho que me encantaría hacer encantamientos y hechizos con ella.
Una mirada auténtica carece de ideas preconcebidas. Si unos ojos auténticos se hubieran posado en mí, habrían visto una pila atómica, un arco tensado al máximo, pidiendo sólo una flecha o un blanco, y proclamando a gritos su deseo de recibir ambos tesoros.
Antichrista de Amélie Nothomb, editorial Anagrama
Por favor, leedlo. Por favor, necesito hablar de este libro con alguien. Por favor.